Las PYME chilenas y el desafío de la maduración digital: Clave para el crecimiento exponencial

En el vibrante panorama empresarial de Chile, las pequeñas y medianas empresas (PYME) se encuentran en un punto crucial de su desarrollo: la maduración digital. En un mundo marcado por la acelerada evolución tecnológica y la interconexión global, la capacidad de adaptarse y aprovechar las herramientas digitales se ha vuelto esencial para su crecimiento y, en muchos casos, para su supervivencia.


La maduración digital va más allá de simplemente adoptar nuevas tecnologías. Se trata de integrar de manera efectiva estas herramientas en todos los aspectos del negocio, desde la gestión operativa hasta la relación con los clientes, para impulsar la innovación, la eficiencia y, en última instancia, el crecimiento sostenible.


Evaluar el nivel de madurez digital de una PYME implica un análisis profundo y holístico de su infraestructura tecnológica, sus procesos internos y su cultura organizacional. ¿Qué tecnologías digitales están utilizando actualmente y cómo están siendo aprovechadas? ¿Existe una estrategia clara para la adopción y la integración de nuevas tecnologías? ¿Cuál es el impacto de estas tecnologías en la productividad, la rentabilidad y la experiencia del cliente?


Identificar áreas de mejora es otro aspecto crucial en el camino hacia la maduración digital. Puede implicar la optimización de procesos internos mediante la implementación de software de gestión empresarial, la mejora de la experiencia del cliente a través de plataformas de comercio electrónico o la expansión del alcance de mercado mediante estrategias de marketing digital. Es importante priorizar las inversiones en tecnología que tengan un impacto directo en la eficiencia operativa, la generación de ingresos y la retención de clientes.


La inversión en talento y capacitación es fundamental para impulsar la maduración digital de una PYME. La digitalización requiere habilidades y conocimientos especializados que pueden no estar disponibles en la plantilla actual. Es crucial invertir en el desarrollo del talento interno y la capacitación de los empleados en áreas como la analítica de datos, la inteligencia artificial y la ciberseguridad para asegurar el éxito a largo plazo.

Una investigación reciente­mente publicada por Gon­zales-Tamayo y colegas, lle­vada a cabo con 490 pymes de Argentina, Costa Rica, Ecuador, México y Uruguay, reveló cómo estas empresas están aumentando su madu­rez digital. Los resultados demuestran que invertir en la realización de capacitacio­nes en habilidades digitales es el factor más importante en el desarrollo de la madu­rez digital de una empresa. La investigación también reveló que el compromiso de la empresa para alcanzar una mayor madurez digi­tal no es suficiente si no va acompañado de las respec­tivas inversiones para capa­citar a las personas. Es decir, incluir la búsqueda de madu­rez digital en la estrategia de la empresa no tendrá efecto si las personas no están sufi­cientemente preparadas para dirigir la empresa en esa dirección.

El estudio también demostró el importante papel desem­peñado por las personas que ya tienen alguna experien­cia digital. Ellas pueden apo­yar tanto capacitando a otros colaboradores de la empresa como en el desarrollo directo del nivel de madurez digital del negocio con la aplica­ción de sus conocimientos. La investigación también reveló que las empresas de América Latina son bas­tante similares en términos de los problemas y desafíos que enfrentan para promo­ver la madurez digital. Así, compartir prácticas y solu­ciones que puedan benefi­ciar a emprendimientos de toda la región es una forma de acelerar el desarrollo de las pymes latinoamericanas y reducir costos.




Adoptar una mentalidad de innovación continua es también un factor determinante en el proceso de maduración digital. La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, y las PYME deben estar preparadas para adaptarse rápidamente a los cambios y aprovechar nuevas oportunidades. Esto requiere una cultura organizacional que fomente la experimentación, el aprendizaje continuo y la colaboración tanto dentro como fuera de la empresa.


En resumen, la maduración digital es un imperativo para el crecimiento exponencial de las PYME chilenas en el siglo XXI. Al evaluar su nivel de madurez digital, identificar áreas de mejora, invertir en talento y adoptar una mentalidad de innovación continua, las empresas pueden desbloquear su potencial de crecimiento y prosperar en la economía digital actual.